Testimonios


“Madre Alberta es equilibrio, es profundidad, es una mujer fuerte ante la adversidad y cercana en la cotidianidad, es un don para la Iglesia porque multiplicó sus talentos con sencillez y es un buen ejemplo para mí, y para otros estilos de vida” (H. Karolina Moreno, directora del Colegio de Bucaramanga, Colombia)

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“M. Alberta es la mujer fuerte del Evangelio, que supo, siempre, escuchar, guardar y poner en práctica la Palabra de Dios” (H. Emeteria Rodríguez, profesora del Colegio de Manacor, Mallorca).

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“Para mi Madre Alberta es una Maestra y Madre en todo sentido, con una gran visión de futuro, calidad humana y confianza en Dios. Siempre atenta a buscar el bien de los demás, mujer amante de nuestra Congregación y profunda en sus criterios y decisiones. Vivía sumergida en Dios” (H. Marina Lobenstein, profesora en el Colegio de La Providencia, Nicaragua)

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“Alberta Giménez es para mí un modelo de mujer. Esposa, maestra y madre. Mujer serena y equilibrada, firme en sus decisiones pero a la vez comprensiva y solidaria. Vivía en la verdad y buscaba ser justa. Le gustaba estar al día, seguir aprendiendo y mejorar sus estrategias para llegar a todas las alumnas y a las Hermanas. Fiel a Dios y a su Congregación” (H. Carmina Hernández, profesora del Colegio de Managua, Nicaragua)

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“Con la Madre veo las cosas según Dios; me anima a ver la vida cotidiana con ojos de fe. Fue una mujer incondicional, vivía el día a día, una Madre que se volcaba hacia los más pobres, luchadora por el bien de los demás que no se acobardaba ante las dificultades. Se dejaba llevar por el Señor, siempre atenta con todos, delicada, daba su tiempo a los demás, se dejó guiar hasta llegar a fundar Pureza de María, mujer con un gran equilibrio” (H. Rosa María Molina, superiora de Kafakumba, responsable del Hospital. R.D. del Congo)

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“Para mí Madre Alberta fue una mujer de fe madura, abierta a la acción de Dios y confiada en su providencia, una mujer seria y reflexiva que no se dejaba llevar por la emoción del momento, sabía esperar…
Una persona con una fuerte experiencia del amor de Dios que la llevó a compartir los dones y las gracias que recibió y esto la hizo encontrar la felicidad en medio del sacrificio y el dolor, y participar así, de una manera real, en la Pascua del Señor” (H. Bernardita Roa, de la comunidad de Masaya-Managua, Nicaragua).

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«Madre Alberta para mí es sencillamente… ¡la Madre! Ella es la mujer elegida por Dios para dar vida a la gran familia de la Pureza; modelo de hija, esposa, madre, educadora, religiosa…carisma para la Iglesia y regalo para el mundo entero» (H. Laura Sarradelo, directora del Centro Infantil De La Pureza en Establiments, Mallorca)

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¡MADRE Y AMIGA! Es sin lugar a duda lo que madre Alberta es para mí. En sus escritos y los testimonios más cercanos a ella puedo ver la cercanía de una amiga  y el cariño, la dulzura, la firmeza de una madre que corrige  y encamina a sus hijos, pero que también los quiere y cuida como lo que son, su tesoro más grande.  Madre Alberta es también la mujer fiel que supo vivir la cruz con los ojos puestos en Dios, sabiendo que si vivía en Él todo estaría bien. Gracias por ser mi ejemplo a seguir, por llenar mi corazón de deseos de amar a Dios y entregarme a los demás como lo hiciste tú.  (H. Xaviera Saravia Navas, nicaragüense).

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Ha sido y es para mí: Una MADRE. Una MAESTRA. Un EJEMPLO… ES: Paciencia-Amor-Entrega -Servicio-Bendición-Fidelidad- Perdón…¡¡UN REGALO DE DIOS!!. (H. Mª José Aránega, Acompañante de MFA en el Colegio de La Cuesta-Tenerife)

 


“Cuando conocimos a Madre Alberta su vida nos impactó mucho; su entrega total a los demás, su entereza, su integridad, su amor a las jóvenes y a todos los que conocía; ese amor hizo que soportara toda dificultad. Todo fue posible por su inmensa fe en Nuestro Señor Jesucristo y su modelo a seguir, nuestra madre del Cielo. Consideramos que Madre Alberta es un ejemplo a seguir para cada uno de nosotros que la hemos conocido” (Andrés Pérez y su esposa Irene, miembros de MFA-Panamá)


“Madre Alberta para mí es un ejemplo indiscutible de perseverancia y fortaleza. Fue y seguirá siendo una gran mujer de la historia, cuyas obras han cambiado la vida de muchos jóvenes como yo, Albertianos, que recibimos su legado de valores a través de la educación que recibimos. Madre Alberta es la muestra de que Dios no pone cruces que no podamos soportar, y que al final del camino, den inmensos frutos” (Ana Karen Castrellón, alumna de 17 años. Brasa de Foc del Colegio de Panamá)


“Madre Alberta para mí es una mujer con una viva de espiritualidad. Se hizo consciente de la acción del Espíritu en su vida para, luego ponerlo al servicio de los demás. Es un testimonio de fe que me enseña como docente q siempre debo ser testigo fiel de Dios en mi actuar y hablar; transmitiendo con paz y serenidad no solo conocimientos sino también valores cristianos.” (Yamileth Pérez, directora, profesora de primaria y miembro de MFA del colegio de Panamá).