Una navidad en Venezuela

Navidad en Venezuela

Una navidad en Venezuela

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La navidad del 2020, vivida sencillamente, y gracias al apoyo de la gran familia de la Pureza ha sido posible en Venezuela. Así nos lo cuenta nuestra hermana Isabel:

“Una fraternidad abierta que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite” (FT 1). Con estas palabras inicia el Papa Francisco su encíclica y las tomo prestadas en este momento. Y el Papa continúa: “Hay dos tipos de personas: las que se hacen cargo del dolor y las que pasan de largo (…) ¿nos inclinaremos para tocar y cuidar las heridas de los otros?” (FT 70) “Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna.”(FT 77) Y la gran familia de la Pureza lo ha manifestado una vez más y se ha hecho cargo del dolor. En estos días, en Venezuela, hemos vivido la Navidad, hemos celebrado, hemos compartido.

Un inmenso gracias a nuestros bienhechores

Es cierto que la fortaleza y el empuje de este pueblo no faltan. Pero también es cierto que nuestros hermanos de Granada, Tenerife, Valencia, Bilbao, Madrid, Barcelona, Mallorca, Panamá, Nicaragua, Colombia, República Democrática del Congo, Camerún y Roma nos animan y sostienen. A ellos se unen familias de nuestras hermanas, familias cercanas y otros benefactores de diferentes lugares del mundo que se solidarizan con nosotros. Se une también Fe y Alegría que lucha incansablemente por atender a tantas personas cercanas a ellos. Todos ustedes nos animan y sostienen con lo que nos hacen llegar y con sus oraciones y muestras de cariño. Cuando la realidad es tan tan dura que ya uno no encuentra palabras para describirla, surgen esos gestos que nos describe el Papa en la Fratelli Tutti que nos hacen sentir hermanos y nos recuerdan que no estamos solos. ¡Esta encíclica es posible hacerla vida!

El samaritano del camino se fue sin esperar reconocimientos ni gratitudes (…) Cuidemos la fragilidad del ser humano: hombre, mujer, niño, o anciano. Hagámoslo con esa actitud solidaria y atenta del buen samaritano. (Cfr. FT 79) Han cumplido con creces y sí queremos agradecerles.

La sencillez de la Navidad se hace vida

Hoy Venezuela creo que es el hermano más enfermo de esta familia, pero también el que se siente más querido y mimado, como pasa en las buenas familias. Hemos podido ofrecer hallacas y ensalada navideña a algunos niños de nuestros colegios; hemos compartido un almuerzo navideño con los equipos directivos, nuestros colaboradores más cercanos que se dejan la piel cada día por responder a su misión; hemos brindado bazares a todo el personal para que pudieran llevarse alguna ropita o producto de aseo para estas fiestas. Todos han tenido algún regalito. Y, sobre todo, hemos adorado y cantado alegres villancicos al Niño que desde la cuna nos decía bajito una vez más: “Ámense unos a otros como yo les he amado” (Jn 13,34)

“He visto y doy testimonio” (Jn 1,34) de que en la Pureza de María vivimos esto. No puedo dejar de gritarlo a los cuatro vientos y sé que soy voz de muchos que se lo quisieran decir: ¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS a todos!

H. Isabel Padilla

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