Nuestras misiones nos necesitan

Nuestras misiones nos necesitan

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Cómo hemos cambiado

Después de dos meses de confinamiento hemos visto cómo nuestra vida ha cambiado radicalmente. Nuestras relaciones, nuestro ocio, nuestra comunicación, nuestras prioridades, nuestras agendas… el virus COVID-19 nos ha obligado a realizar cambios que en otro tiempo hubieran sido impensables.

Pertenecer a lo que llaman países desarrollados nos ha proporcionado cierta ventaja. La tecnología ha pasado a ser nuestra mejor aliada y las videoconferencias han conseguido subir al primer puesto en los rankings. Sin embargo, aquellos países donde la tecnología no está tan desarrollada, han visto cómo sus escuelas han tenido que cerrar sin más, los niños han vuelto a sus poblados para cultivar y se ha truncado completamente el proceso educativo.

La dura realidad de las misiones

Ahora que hemos palpado la pequeñez de la humanidad, nuestra condición de fraternidad universal debe resurgir más que nunca. Debemos recordar a aquellos que no tienen tantas facilidades como nosotros. Podríamos mirar únicamente nuestro ombligo y cerrar los ojos ante una realidad que clama al cielo. Nuestra economía ha sufrido y sigue sufriendo… pero,  ¿y la economía de aquellos que no tienen agua potable, que no tienen un ordenador para telestudiar, que no tienen un armario lleno de ropa para cambiarse cada día?

¿Somos nosotros más afortunados que ellos por haber nacido en un lugar diferente?

Ejemplos a seguir

En España hemos visto ejemplos de empresarios muy generosos como Juan Roig. Empresarios que piensan en levantar la economía de un país, en arrimar el hombro en tiempos de necesidad. Como dice Juan Roig «el verdadero éxito parte de la generosidad de compartir y poner al servicio de los demás los conocimientos y recursos de los que cada uno dispone».

Así pues, ante estos ejemplos ¿nos vamos a quedar de brazos cruzados? Quizá nuestro capital no es el de estos empresarios, pero sabemos que cada granito de arena acaba formando un gran desierto. Pongamos al servicio de los demás algunos de nuestros recursos, nuestras misiones en África nos necesitan.

Tú puedes mejorar sus vidas.

 


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