
30 Abr Adiós Madre Jaume
Nuestra Hna. Margarita Jaume García ha fallecido el 29 de abril de 2025, en Palma, a los 101 años de edad. Ha sido religiosa de la congregación Pureza de María desde 1944 y muy querida por generaciones de alumnos, hermanas y colaboradores del colegio de Madre Alberta (Mallorca).
Pinceladas de su vida
Nacida el 17 de abril de 1924 en Campos del Puerto (Islas Baleares), la Hna. Margarita ingresó en el postulantado el 2 de febrero de 1944 en Son Serra. Emitió sus votos temporales en 1945 y los perpetuos en 1950, en la Casa Madre. A lo largo de su larga vida religiosa, celebró sus bodas de plata, oro y diamante en Palma.
Su misión educativa y comunitaria la llevó por distintas casas: Casa Madre (1945-1952), Manacor (1952-1956), Ontinyent (1956-1969) y finalmente Madre Alberta (1969-2025), donde vivió más de cincuenta años al servicio de la comunidad.
Obtuvo el título de Maternales y Párvulos y dedicó gran parte de su vida a la enseñanza de los más pequeños. Fue también sacristana, encargada del comedor, del internado y de la portería. En Ontinyent ejerció como ecónoma y vicaria local, y durante varios años gestionó la casa de Valldemossa, acompañando a numerosos grupos en convivencias y retiros.
La Madre Jaume, como todas la llamábamos, será recordada por su testimonio de una vocación vivida en fidelidad y servicio.
Testimonios
«Cuando la Madre Jaume dejó de dar clases en Madre Alberta se encargó de la Casa de Valldemossa. Ella no conducía y, a veces, tenía que llegar a la casa en el mismo autobús que llegaban quienes iban a participar en alguna actividad. Por aquella época hacíamos Ejercicios Espirituales con las alumnas del Colegio Madre Alberta y ella siempre venía a la adoración del Santísimo o al Via Crucis, que lo hacíamos mientras las alumnas se confesaban. Cuidaba de todas con mucha solicitud y todo estaba siempre a punto. Cuando ya tuvo que dejar de ocuparse de la Casa de Valldemossa siempre mantuvo un gran interés por las mejoras que se iban haciendo. Era de las hermanas que iba con gusto a Valldemossa y se alegraba de todo.
Siempre se ha distinguido por su fervor, su amor a Jesús, a la Virgen, a Madre Alberta y a la Congregación. Aunque mantuvo siempre un vínculo muy estrecho con su familia, la Congregación y la Comunidad eran su familia hasta el último momento.
También durante muchos años fue sacristana de la capilla de comunidad de Madre Alberta. En el desempeño de las tareas de sacristana manifestaba su amor y delicadeza con Jesús. Tanto en Madre Alberta como en Valldemossa todavía quedan manteles con sus elaboradas puntillas de ganchillo que dan fe de ello.»
H. Margarita Rafael.
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